Quiénes somos
DESDE 1973
NOSOTROS
Al poco de casarse, Pepi Rodríguez Botía es consciente de que la vida de ama de casa no es para ella y en 1973 decide abrir su propia carnicería. Ella había aprendido el oficio de la mano de su primo Juan García Botía en los Mercados de la Corredera y del Sector Sur.
Como tantas historias, esta no hubiera sido posible sin la ayuda de familiares y amigos: Rafael González y Eduardo Ruiz fueron sus avalistas en el banco para comprar el local en el que sigue la carnicería hoy en día. Mientras tanto, su suegro Rafael y su padre Tomás hicieron los trabajos de albañilería, oficial el primero y peón improvisado el segundo.
A los pocos meses se hace patente que la carnicería necesita más de una persona. Antonio Raigón Carreras decide dejar su trabajo como charcutero en el Mercado de Sector Sur para unirse a su esposa en el negocio familiar. Este es el único motivo por el que la carnicería no se llama “Antonio y Pepi”, aunque siempre fue de los dos y así será por siempre.
Cada semana de horas interminables se unía con la siguiente, en años en los que las vacaciones de verano no existían; sacrificios que solo se sobrellevaban con la satisfacción de estar dando un servicio de calidad a un barrio que siempre fue el suyo. Tras la jubilación de ambos, su hija María José continúa por el camino trazado por ellos. Un camino que tiene muy pocos secretos, pero muchas horas de trabajo.